Cerrar los ojos

Exaltar los sentidos, para comprometer el alma...

Primavera



Disfruto el aprendizaje de las cosas comunes. Tagami Kikusha

23 de noviembre de 2008

Recién despierto...

Hace un ratito me desperté...
Ayer, conocí una de las tantas historias que lo tienen todo a los ojos de cualquier terrenal, pero que son el fiel reflejo de una sociedad en decadencia.
Recapacite, para que uno desea tener posiciones materiales, si al fin y al cabo, no será capaz de disfrutarlas.
Porque muchos se esmeran en hacer trizas sus vidas, ¿que los lleva a maltratar su paso por esta tierra?
Se trata de una joven mujer, correctamente casada con unas hijas divinas, una casa alucinante, una posición económica holgada... casi perfecto todo, si uno lo ve con la primera mirada y sólo se queda con esa lectura.
Pero cuando comenzó casi sin querer a contarme su vida, porque su relato verborragico ,mostraba la soledad que sentía y la falta de dialogos sinceros donde las segundas intenciones estuvieran diluidas por el solo hecho de no saber quien era yo.
Una vida de engaños maritales, la vista distraida de una mujer sensible, con una auto estima dilapidada por los comentarios y expresiones casi secuenciales de un marido déspota y soberbio. Por fácil que resulte opinar, hay veces que es difícil ubicarse en el lugar del otro. Hacer ese ejerció nos enseña a no disparar la primera frase que se nos ocurre.
Que impactante puede ser la historia no autorizada de alguien, cuando esta a punto de desbordad de amargura, tristeza e indignación. Llegar al punto de creerse loca... mm que extraña sensación me dejo escucharla.
Aceptar una realidad cotidiana no la hace mas aceptable. Las discusiones sin sentido, el maltrato psicológico casi con sistemática maldad. Lanzado como un misil al centro de los afectos, con testigos silenciosos como los hijos, que no llegan a entender el porque de tan tamaña discusión y el sentido desfigurado de un fin de semana en familia.
Cuantas mujeres llevan el drama de una vida llena de disoluciones, vacía de afectos de comentarios agradables, de charlas compartidas implica la terrible realidad que día tras día ve repetida muy a su pesar.
Me quede pensando, cuantas mujeres vacías de amor y llenas de desencanto hay en este pueblo..

Dios me libre de semejante maldición!!!!

1 comentario:

Eduardo Fernando dijo...

Casos como el que describes hay miles. También me ha pasado alguna vez, en alguna conversación, escuchar los más íntimos secretos de una persona que quizás no era mi intima amiga, sin embargo, ese día aprendí, que muchas veces el mejor consejo es el silencio, una mirada y un apretón de manos.